Esta semana, vamos a hablar de una patología que no es muy común o se escucha poco, es la mielopatía cervical, y voy a explicar en qué consiste y cómo trabajamos con los pacientes en este tipo de lesión.

La mielopatía espondilótica cervical es una patología que implica la afectación progresiva de la médula espinal a nivel cervical debido a cambios que se producen en los tejidos de alrededor como puede ser problemas en el disco intervertebral, o el envejecimiento de los diferentes elementos de la columna cervical.

Si es cierto, que es la condición más seria que puede ocurrir en la columna cervical, y por eso mismo es necesario un buen manejo de esta patología para que el paciente sepa que, aunque tenga esta patología, se pueden hacer muchas cosas para mejorar y tener una buena condición física y una buena calidad de vida.

Muchas veces ocurre, que cuando te diagnostican esta entidad clínica, parece todo muy grave y se maneja con mucho miedo e incertidumbre. La fisioterapia aquí es clave para que el paciente entienda todo su proceso, todo lo que puede hacer, y que su pronóstico puede ser bueno.

Anatomía de la médula espinal

En anteriores posts hemos hablado del nervio periférico y de las raíces nerviosas, esta vez nos vamos a ir a un nivel superior, porque cada raíz nerviosa sale de la médula espinal. 

Como parte del sistema nervioso central (SNC), la médula espinal es la puerta de entrada para la transferencia de información entre el cuerpo y el cerebro. Además, es una estructura que alberga circuitos neuronales que integran y coordinan funciones sensoriales, motoras y autónomas complejas.

La médula espinal está alojada dentro de la columna vertebral rodeada por las meninges. Está dividida en segmentos a lo largo de su longitud. Tenemos 8 segmentos cervicales, 12 torácicos, 5 lumbares y 5 sacros, de cada segmento sale un nervio espinal (la raíz nerviosa que hemos hablado anteriormente) que contiene las fibras nerviosas sensoriales, motoras y autónomas involucradas en la función corporal.

Los cientos de miles de neuronas que están alojadas en la médula espinal están dentro unas capas anatómicas definidas llamadas láminas, cada lámina contiene unas neuronas que se encargan de diversas funciones y recogen diferentes tipos de información.

Las fibras nerviosas sensoriales son las que transmiten información de estímulos térmicos, químicos, mecánicos y nociceptivos (de peligro), tenemos unos receptores en todo el cuerpo que captan este tipo de información y lo traducen en señales eléctricas hacia el SNC.

Las fibras nerviosas motoras son las que transmiten la información de los músculos esqueléticos, inervan las fibras del músculo en la unión neuromuscular, por lo tanto, son las encargadas de producir las contracciones musculares apropiadas. Las motoneuronas se encuentran entre las neuronas más grandes del SNC.

Tenemos motoneuronas alfa que suministran fibras musculares esqueléticas que son las responsables del movimiento y las motoneuronas Y que son más pequeñas y que inervan las fibras nerviosas intrafusales que se encargan del control del tono muscular regulando la sensibilidad de los husos musculares al estiramiento.

Lo importante de todo esto es que quiero que sepas que la médula espinal es la estructura intermedia entre nuestro cuerpo y el cerebro. Si ponemos una metáfora de ejemplo, la médula espinal sería la oficina de correos local de cada barrio o ciudad (segmentos), las casas serían las diferentes partes de nuestro cuerpo y la oficina central de correos sería el cerebro.

Por lo tanto, es una estructura clave para recibir e integrar toda la información que le llega desde la periferia (piel, articulaciones y músculos), y enviarla a centros superiores, pero es que además también transmite la información de vuelta hacia todo nuestro cuerpo. Por lo tanto, tenemos vías ascendentes que transmiten información hacia los centros superiores y vías descendentes inhibidoras o amplificadoras.

Entender qué es la mielopatía espndilótica cervical

La espondilosis forma parte del proceso involutivo normal que afecta a todos los individuos. Decir “tengo espondilosis” es como decir “tengo canas”, no significa que tengas mas dolor por tener espondilosis o que tengas muy dañada tu espalda, simplemente es el término que se utiliza para decir que ciertos tejidos están envejeciendo.

Más de la mitad de la población de mediana edad presenta cambios radiológicos que son característicos de espondilosis. A partir de los 60 estos cambios aparecen en el 85% de los individuos y en casi todos los individuos de 80 años en adelante.

Estos cambios, están acompañados de algún grado de estenosis (estrechamiento), no solo en sujetos con dolor cervical sino también en más del 25% de pacientes asintomáticos. De hecho, solo el 10 o 15% de individuos con espondilosis cervical desarrollaran radiculopatía o mielopatía.

La causa más frecuente de mielopatía cervical es la estenosis (estrechamiento) del canal degenerativa, que presenta aproximadamente el 55% de todos los tipos de mielopatía cervical, aunque hay otras causas como hernias de disco centrales, osificación del ligamento longitudinal posterior o traumatismos.

Historia natural de la mielopatía cervical

Los síntomas de la mielopatía cervical pueden ser muy diversos, según la severidad y localización de la afectación de la médula espinal. Puede manifestarse con signos sutiles, como una disminución del equilibrio y destreza manual, o síntomas serios como tetraparesia (debilidad de las cuatro extremidades) o incontinencia.

Normalmente se produce una afectación de la neurona motora superior en los niveles ubicados debajo de la compresión y la disfunción de la neurona motora inferior a nivel de la compresión espinal.

La disfunción de la motoneurona superior se manifiesta primeramente con espasticidad y cambios en la marcha y la disfunción de la motoneurona inferior con signos de déficit sensitivo-motor, como por ejemplo agarrar o sostener objetos pequeños. Los signos en las extremidades inferiores pueden ser asimétricos, con afectación mas de un miembro que de otro.

La historia natural de la mielopatía cervical es diversa y poco estudiada a largo plazo hasta día de hoy. Se han realizado pocos estudios de buena calidad al respecto, por lo tanto, tenemos una información pobre sobre el pronóstico de esta patología.

Un grupo de investigación hace unos años concluyó que esta patología tiene un pronóstico incierto, que cursa con periodos largos de síntomas neurológicos con un grado de leve a moderado de discapacidad no progresiva y que solo en pocos casos había un deterioro progresivo.

Esto significa que si la mielopatía cervical se da por el envejecimiento propio del tejido (a partir de los 60-70 años), los síntomas son muy variables y el deterioro es lento en el tiempo, hay signos neurológicos como pérdida de fuerza, equilibrio o sensibilidad pero que pueden ir adaptándose si se maneja correctamente.

Otro estudio que siguió a los pacientes durante 20 años, demostró que los pacientes que inicialmente presentaron síntomas moderados de discapacidad, 18 continuaron con la misma discapacidad 20 años después, por lo tanto, se hayan producido cambios o no en el tejido, el paciente puede no empeorar y tener una buena calidad de vida, que es otro de los miedos que tienen los pacientes, que cada vez van a estar peor y no tiene por qué.

Así, en 2002 se demostró que esta patología no solo puede permanecer sin cambios durante largos periodos de tiempo, si no que, en algunos pacientes con varias discapacidades, puede mejorar sin tratamiento y más aun con tratamiento conservador como el ejercicio.

Por lo tanto, la evolución del paciente con mielopatía es en principio impredecible, un tercio de los pacientes mejorará, un tercio seguirá con los mismos síntomas y el último empeorará, por eso, es de suma importancia el seguimiento de este tipo de patología de alguien experto que te ayude a manejar esta patología para que el paciente esté tranquilo y sin tanta incertidumbre.

Cuando la mielopatía cervical ocurre en mediana edad (entre los 30-50 años) donde los síntomas y signos de afectación de la médula espinal como alteración de la marcha y el equilibrio, pérdida de fuerza y sensibilidad significativa, disminución de la destreza manual bilateral y vejiga neurogénica que no responden a tratamiento conservador, pueden ser candidatos a cirugía.

La cirugía puede mejorar la condición de la mielopatía y puede ayudar a la mejora funcional de muchos pacientes. Por lo tanto, cuando ocurre esta condición clínica, hay que tener en cuenta muchos factores para determinar cual es la mejor opción de tratamiento en cada caso, y de esa manera conseguir que mejoren los síntomas, ya sea con tratamiento conservador como quirúrgico.

¿Cómo la fisioterapia puede ayudar a los pacientes con esta patología?

Como hemos visto, este tipo de patología necesita de un manejo específico e individualizado para conseguir mejorar los síntomas del paciente y mejorar su calidad de vida y su funcionalidad. Por lo tanto, es esencial que el paciente se ponga en manos de un un especialista en este tipo de entidad clínica.

La manera de trabajar que tenemos con estos pacientes se basa en hacer que el paciente sea partícipe de su patología, que la entienda, que entienda que síntomas puede tener, cómo puede manejarlos, cómo se comporta esta condición en el tiempo, que sepa todo lo que puede hacer sin limitaciones y enseñarle que, aunque tenga un pronóstico incierto, puede tener una calidad de vida igual que la del resto.

Otros de los objetivos que nos marcamos con estos pacientes es mejorar las posibles secuelas de la afectación a nivel motor y sensitivo ya sea si el tratamiento ha sido conservador o quirúrgico, así, mejoramos las capacidades físicas, la fuerza muscular, la coordinación y el equilibrio y en la medida de lo posible la sensibilidad perdida. Puedes hacerlo escribiendo en nuestro formulario de contacto, a nuestro WhatsApp 656501317 o vía Instagram @elitemalaga.