Cuando uno sufre dolor lumbar, es importante determinar qué está ocurriendo en los tejidos, porqué tienes esos síntomas o que ha provocado ese dolor, cuanto tiempo te va a durar y qué puedes hacer en su día a día para mejorar. Estas son las preguntas que deberías hacerte y una fisioterapeuta especialista en dolor lumbar debería responderte para que así puedas manejar bien tu dolor y puedas recuperarte.
En la columna lumbar se pueden dar diferentes lesiones o patologías, que dan un dolor y unos síntomas característicos y que, por lo tanto, según el tejido que se haya dañado el tiempo de curación será mayor o menor.
Cuando vas al médico por un dolor lumbar, no suelen explicarte mucho lo que te pasa y lo más normal es que te digan que tienes una gran contractura, sobre todo si vas a urgencias porque te has quedado “enganchado”. A veces incluso pueden asustarte con las palabras que utilicen cuando te expliquen lo que te pasa y pueden decirte las frases mágicas como “esto no tiene solución” o “es por la edad y cada vez irás a peor”. Por eso, este post va dirigido a que entiendas un poco mejor en qué punto estas, y entender qué está ocurriendo en tus tejidos si sufres de dolor lumbar.
A continuación, voy a describirte algunas de las patologías más comunes en la columna lumbar y qué características tiene para ayudarte a entender qué está ocurriendo y qué puede haber provocado ese dolor.
Dolor discogénico
Esto es lo que hace referencia al típico dolor lumbar agudo donde la persona se queda “enganchada” en una posición y el dolor es muy discapacitante, de tal forma que muchas veces el paciente tiene que ir a urgencias a que le den algo para calmar el dolor.
El tejido que está dando la lata en este tipo de dolor es el disco intervertebral. Así, este tipo de lesión se le llama un Dolor lumbar discogénico agudo. El dolor discogénico, supone más del 40% del dolor lumbar, es el cuadro de dolor más común en el adulto joven.
Lo que ocurre es una disrupción discal interna. Es decir, una rotura de alguna de las fibras más internas del anillo fibroso, quedando intacta la porción externa del anillo. En principio, si te hicieses una resonancia, no saldría una hernia de disco porque no hay abobamiento del disco ni migración, y quizá si salga que tienes una “protrusión discal” que es la patología menor del disco intervertebral.
La mayoría de personas que experimenta este dolor lumbar comienza con un dolor severo, de inicio agudo, sin previo aviso y haciendo un gesto de lo más tonto, como poniéndose los calcetines, agachándose o levantándose de una silla. En ese momento comienza el dolor punzante y sientes que no puedes moverte, que te has quedado como pillado. Aunque ese gesto ha sido el que ha provocado el inicio de los síntomas, normalmente coincide con que días anteriores ha habido un sobre esfuerzo, como un levantamiento pesado, movimientos repetitivos como realizar una mudanza o movimientos o posiciones en flexo-extensión o rotación que provoca la rotura de esas fibras del anillo fibroso.
El dolor suele difuso y mal definido a punta de dedo, en la zona central o en barra y a veces referido hacia la pierna, pero no sobrepasa la rodilla. Los factores que pueden agravar el dolor son la flexión lumbar, estornudar o toser, la sedestación prolongada, el cambio de estar sentado a ponerse de pie y al revés y en general cualquier cambio de posición reproduce síntomas. A esto se le puede ayudar sentirse con más rigidez por las mañanas, o con más sensación de dolor y dificultad para estar mucho tiempo sentado.
Dolor facetario
La patología de las articulaciones facetarias representa otra de las causas más frecuentes de dolor lumbar, que suele darse más en adultos jóvenes. Las facetas son las articulaciones posteriores de la vértebra lumbar que soportan el peso de nuestro cuerpo y actúan como una bisagra permitiendo los diferentes movimientos de la espalda.
La mayoría de las personas ha sufrido alguna vez un dolor de tipo facetario y es cuando pasas mucho tiempo de pie parado y empiezas a notar cansancio o dolor en la zona lumbar, en el centro o en un lado y que cuando te sientas o te tumbas se alivia.
Como son articulaciones sinoviales, normalmente, cuando hay un dolor facetario lo que ocurre es una sinovitis, es decir, una inflamación de la cápsula y la articulación. Esto normalmente ocurre después de un movimiento brusco en hiperextensión como un giro o un salto, movimientos repetitivos hacia la extensión-rotación lumbar, o pasar mucho tiempo en posiciones de extensión lumbar.
La localización del dolor en este tipo de lesión suele ser en un lado de la espalda, o incluso en la zona glútea. El dolor no es tan discapacitante como el dolor discogénico pero es más continuo. Además, empeora en posiciones como estar de pie más que estar sentado, al caminar o al realizar cualquier actividad que requiera estar mucho tiempo de pie.
Podemos encontrarnos con otras lesiones en la zona del pilar posterior como la espondilolistesis o espondilólisis lumbar, que son una patología con una evolución diferente, pero se podrían englobar en este tipo de dolor.
Dolor relacionado con una estenosis de canal
Esta patología se suele dar sobre todo en población más mayor a partir de los 40-50 años, pero también se ha descrito en personas más jóvenes.
La estenosis lumbar hace referencia a tener el canal lateral o central de alguna vértebra lumbar estrecho. Ese estrechamiento del canal se suele producir por el propio envejecimiento del tejido, como, por ejemplo, un abombamiento discal o una faceta (la parte posterior de la vértebra) o un ligamento que está envejecido y esto provoca que el canal-túnel por donde sale la raíz nerviosa hacia la pierna esté más estrecho de la cuenta y hace que sea dificultoso la salida del nervio y por eso tienes síntomas hacia la pierna, glúteo o una zona concreta en la espalda baja.
Normalmente este estrechamiento del canal es progresivo y la raíz se va adaptando perfectamente y por eso muchas veces los pacientes no tienen síntomas. Otras veces, ocurre, que por algún movimiento repetitivo o posición mantenida genera una pequeña irritación de esas estructuras (disco, faceta o ligamento) y eso puede hacer que se irriten algunas fibras nerviosas del nervio.
Lo que predomina en la estenosis de canal es el componente compresivo, más que el inflamatorio como ocurre en una hernia discal (la famosa ciática), por eso tiene esa clínica de larga evolución, donde la raíz nerviosa se va adaptando en el propio canal y el dolor aparece en movimientos o posturas extremas.
Lo más característico de esta patología es que la persona después de estar unos minutos andando comienza sus síntomas en la pierna, el glúteo o la zona baja en un lado de la espalda baja. Además, se ve obligado parar, y solo desaparecen sus síntomas cuando se sienta o adopta una posición de flexión lumbar.
Dolor relacionado con una afección de la raiz nerviosa lumbar
Esta patología se suele llamar radiculopatía lumbar, es decir, la afectación de la raíz nerviosa en un nivel de la columna lumbar.
Este daño en la raíz ocurre normalmente por un problema en el disco, que es lo que se le llama una “hernia discal”, donde las fibras del disco intervertebral se rompen y el núcleo pulposo, que es como un líquido, sale al canal medular y entra en contacto con la raíz nerviosa provocando unos síntomas característicos inflamatorios.
Cuando tienes afectación de la raíz nerviosa lumbar, se suele sentir dolor irradiado hacia la pierna, que puede llegar hasta el tobillo o dedos del pie, y tener sensaciones de hormigueo o adormecimiento en algunas zonas de la pierna e incluso pérdida de fuerza o dificultad al caminar.
¿Te has identificado con alguna de estas patologías? ¿Sueles tener alguno de estos síntomas o conoces a alguien que siempre se queje de la misma forma? Si es así, probablemente podamos ayudarte.
Como ves, el dolor lumbar es complejo y puede ser por muchas causas. Hay que tener en cuenta las diferentes lesiones que pueden ocurrir para poder manejar bien el dolor y poder recuperarte bien.
La fisioterapia es clave en el manejo del dolor lumbar. Para ello, es primordial realizar una buena historia clínica, que nos cuentes tus síntomas y tu historia de dolor y realizar una valoración exhaustiva. Todo esto nos ayuda a decidir las mejores opciones de tratamiento para ti y explicarte lo que tienes que hacer para sentirte cada vez mejor.
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