Seguro que alguna vez has escuchado que a alguien se le ha salido la rótula jugando, o ha tenido un traumatismo y ha tenido una luxación o subluxación de la rótula.
En esta entrada voy a explicar en qué consiste la luxación o subluxación de la rótula, por qué se da esta lesión y el manejo de este tipo de patología, ya sea con tratamiento conservador como quirúrgico, desde la fase aguda hasta la vuelta a la actividad deportiva.
¿Qué es una luxación de la rótula?
También se conoce como dislocación de rótula, ocurre cuando la rótula se desplaza fuera de su posición normal en la tróclea, que es la hendidura en el hueso del fémur por donde se desplaza durante la flexión y extensión de la rodilla.
Cuando esto ocurre, la rodilla se queda bloqueada al no poder extender ni flexionar y normalmente si es muy traumática se necesita la ayuda de un especialista sanitario que recoloque la rótula en su posición.
Cuando se habla de subluxación significa que la rótula se ha desplazado de su sitio, pero vuelve a la posición normal en la tróclea femoral en pocos segundos.
Normalmente este tipo de lesión se produce por un impacto, un choque, una caída o un giro sin contacto en la rodilla, pero también hay algunos casos que ocurre espontáneamente por diversos factores que veremos a continuación.
La patología patelofemoral representa el 20-40% de los problemas de rodilla. La incidencia de la luxación patelar suele ocurrir en pacientes jóvenes.
Anatomía de la rótula
En la estabilización de la rótula durante el movimiento de flexo-extensión de rodilla intervienen principalmente el vasto medial y lateral del cuádriceps, junto con el tendón rotuliano y cuadricipital, que contribuyen a la estabilidad dinámica de la articulación femoropatelar y elementos estáticos que son el ligamento femoropatelar medial (MPFL) y el retináculo lateral.
El vasto medial es el principal freno activo que impide que la rótula se vaya hacia fuera, sobre todo en los primeros grados de flexión de 0º a 15º. El MPFL es el principal freno pasivo, suponiendo un elemento vital en la estabilidad patelar.
Cuando todos estos elementos trabajan en conjunto, permiten una función óptima de la articulación patelofemoral.
Alteraciones en:
- La fuerza muscular del cuádriceps o estabilidad en la cadera.
- Los elementos estáticos (MPFL Y retináculo lateral).
- La altura y báscula de la patela, la morfología troclear y la posición del tubérculo tibial.
Pueden tener efectos en el movimiento normal de la rótula y ser un factor de riesgo de lesión. Por eso, se han descrito 4 tipos de rótula (Clasificación de Wiberg) en función de la localización en la cresta vertical.
Normalmente hay diferencias en la anatomia troclear y patelar que pueden contribuir a una pérdida de la concavidad y profundidad normal del surco troclear. Esto conlleva una tróclea plana con carillas asimétricas que puede predisponer a la luxación de la patela durante los movimientos de flexión debido a la pérdida del freno óseo.
Durante la luxación de la rótula, en algunos casos puede ocurrir una rotura del Ligamento Patelo-Femoral Medial (LPFM). Este ligamento que une la rótula al fémur por la parte interna, impide que la rótula se salga hacia fuera cuando tenemos la rodilla extendida, que es cuando se produce la luxación en casi todos los pacientes (por encima de los 30º).
Síntomas y manejo agudo de la lesión
A menudo, ocurre por un traumatismo como una caída o un gesto de media-alta velocidad donde influye mucho la posición estática de la rodilla.
En el momento la persona siente dolor justo en el área de la rótula, bloqueo en los movimientos de flexo-extensión y sensación de inestabilidad. Si es la primera vez, puede ocurrir que no vuelva a la posición por si sola y se necesita la ayuda del profesional para recolocar la rótula. En casos de subluxación el paciente siente un dolor agudo en el área, pero nota como la patela se va de la posición y vuelve en cuestión de segundos.
Normalmente se realiza una radiografía para complementar a la exploración física y descartar algo mas grave.
El tratamiento conservador adaptado a cada caso es la primera opción de tratamiento, todo dependerá de las estructuras que se han visto afectadas y la incapacidad del paciente.
En caso de no mejoría tras un mínimo de 6 meses de tratamiento rehabilitador con ejercicios específicos de fortalecimiento o en casos de inestabilidad recurrente a pesar de los esfuerzos por lograr un tratamiento conservador, puede ser necesaria la opción quirúrgica para la corrección de los factores anatómicos alterados.
Proceso de recuperación
El tiempo de curación de esta lesión varía dependiendo del grado de daño en los tejidos. Normalmente si el tratamiento es conservador, el tiempo suele ser de 3-4 meses de recuperación y si el tratamiento es quirúrgico suele ser de 6-8 meses de recuperación. Todo depende de cada paciente, la lesión y su contexto deportivo o laboral.
La primera semana la rodilla suele estar inflamada y con limitación de movimiento en los últimos grados tanto de extensión como de flexión. En esta primera fase puede ayudar las siguientes estrategias:
- Aplicar hielo 2-3 veces al día para controlar la inflamación y generar analgesia.
- Tomar antiinflamatorios o analgésicos en caso de que el dolor sea muy desagradable, para controlar el pico de dolor y que permita descansar.
- Se puede realizar carga parcial o asistida con muletas siempre y cuando lo permita el dolor.
- Se pueden realizar ejercicios o movimientos de tobillo o cadera sin dolor que ayuden a la circulación del área de la lesión.
En cuanto esté controlada la fase aguda, se comienza el programa de Fisioterapia y Readaptación especifico y personalizado para cada paciente.
El objetivo en las primeras fases es:
- Recuperar la movilidad de la rodilla y todo la pierna.
- Empezar el fortalecimiento de toda la musculatura de alrededor, desde el abdomen, cadera, cuádriceps, isquiotiobiales y toda la musculatura del tobillo.
- Reeducación de la marcha.
Una vez que el paciente recupera la movilidad completa, se van introduciendo ejercicios de fuerza en todo el rango de movimiento, desde ejercicios bilaterales hacia ejercicios unilaterales que impliquen que la rodilla pueda trabajar con alta carga y mantenga la estabilidad dinámica. Además, iremos readaptando según el deporte o la actividad física que suela realizar la persona para que pueda volver a disfrutar de lo que mas le guste.
Si tienes cualquier lesión de rodilla y no sabes que hacer para recuperarte, no dudes en ponerte en contacto con nosotros que seguro que podemos ayudarte. Puedes hacerlo en nuestro formulario de contacto o mediante nuestro número WhatsApp 656 50 13 17.
Referencias
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