Esta semana vamos a hablar de la recuperación de una rotura completa del tendón de Aquiles con intervención quirúrgica. Es una de las lesiones más temidas por el tiempo de recuperación, la propia complejidad del tejido lesionado y por supuesto porque afecta a la persona a nivel deportivo y en su día a día.  

Para entender mejor esta patología hay que saber su anatomía

Las fibras tendinosas del gemelo y del sóleo se fusionan por encima de la inserción en la tuberosidad posterior del calcáneo formando el tendón de Aquiles. Tiene aproximadamente 15 cm de largo, se desplaza distalmente y se tuerce aproximadamente 90º internamente, de modo que las fibras inicialmente anteriores del gemelo se insertan lateralmente y las fibras inicialmente posteriores del sóleo se insertan en la cara medial del tendón de Aquiles. La almohadilla grasa ubicada anterior al tendón de Aquiles protege los vasos sanguíneos. Este tendón no tiene vaina tendinosa sino un paratendón altamente vascularizado que actúa como conducto para la vascularización del tendón y facilita el deslizamiento del tendón entre el tejido subcutáneo y la fascia posterior. Las secciones proximal y distal del tendón están irrigadas por la arteria tibial posterior y la sección media (de 2 a 6 cm desde el punto de inserción) está irrigada por la arteria peronea. Dado que la sección media recibe un suministro de sangre relativamente pobre, es más vulnerable a la degeneración y rotura.

Prevalencia

El tendón de Aquiles es el tendón más fuerte y más grande del cuerpo, pero también es el tendón que se rompe con mayor frecuencia. La incidencia general de rotura del tendón de Aquiles está aumentando recientemente debido entre muchos factores a la mayor participación en deportes.

La rotura del tendón de Aquiles representa el 20% de todas las roturas grandes de tendón. La incidencia estimada oscila entre 11 y 37 por 100.000 habitantes. Los hombres son de 2 a 12 veces más propensos a sufrir una rotura del tendón que las mujeres. Esta lesión suele darse en personas entre 25 y 40 años y luego un segundo pico de incidencia en personas mayores de 60 años, siendo esta última franja debido a la rotura espontánea del tendón de Aquiles por degeneración o tendinopatía crónica del tendón.

TRATAMIENTO PARA LA RÓTURA DEL TENDÓN DE AQUILES

Ha habido siempre controversia en torno al tratamiento óptimo de la rotura aguda del tendón de Aquiles.

La reparación quirúrgica de las roturas del tendón de Aquiles reduce significativamente el riesgo de nueva rotura a largo plazo y acelera el retorno a la actividad en comparación con los tratamientos no quirúrgicos, pero a día de hoy todavía hay bastante investigación al respecto sobre cual es el mejor tratamiento. La toma de decisiones sobre las opciones de tratamiento depende de muchos factores, incluida la edad del paciente, la cronicidad del desgarro, comorbilidades médicas, funcionalidad del paciente y las preferencias del traumatólogo.

Hay diferentes procedimientos quirúrgicos, cirugía abierta o mínimamente invasiva.

Un aspecto del tratamiento que parece reducir la tasa de re-rotura entre los pacientes con esta lesión, independientemente de si el paciente recibe tratamiento quirúrgico o no es la rehabilitación funcional temprana. Hay una gran cantidad de datos que muestran que el soporte de peso temprano y la rehabilitación funcional temprana conducen a una formación del tendón mas fuerte y con mejor calidad. Esto es debido a que la carga sobre el tendón puede estimular las células del tendón (fibroblastos) para sintetizar colágeno y otros componentes extracelulares y, por lo tanto, el movimiento temprano del tobillo podría ser beneficioso para ayudar al proceso de curación de la rotura.

El tiempo de recuperación de esta lesión es larga en el tiempo y suele ser de hasta un año para volver a los niveles de función previos a la lesión.

¿CÓMO PUEDE AYUDARTE LA FISIOTERAPIA?

La fisioterapia es necesaria desde el primer momento que ocurre la rotura porque vamos a crear el mejor ambiente para la mejor recuperación del tendón. De esta manera, el paciente desde el día de la cirugía va a estar asesorado en todo momento sobre que cosas son normales, qué sensaciones va a ir teniendo y qué cosas puede hacer y que es mejor evitar. Además, después del primer periodo de reposo, incluso ya con la bota Walker y posteriormente con la carga parcial la fisioterapia es primordial para perder la menor masa muscular y recuperar la movilidad y la fuerza lo antes posible.

La primera fase de la recuperación el objetivo será un incremento del flujo sanguíneo, trabajar la cicatriz, movilización pasiva y activa articular, deslizamiento intratendinoso para evitar la rigidez y inicio de fuerza en toda la musculatura de alrededor y del tríceps sural.

Además, es importante mantener lo máximo posible la capacidad física y que las demás estructuras funcionen al 100% y ahí el readaptador entra en juego desde el principio.

Si tienes o has tenido una lesión de este tipo, no dudes en contactar con nosotros que seguro que podemos ayudarte. Puedes hacerlo en nuestro formulario del contacto o mediante nuestro número WhatsApp 656 50 13 17.

Referencias:

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