A día de hoy, son muchas las personas que están opositando (o lo van a hacer) para una plaza concreta y específica.

Estas oposiciones constan de diferentes pruebas, entre los que se encuentra el apartado físico, cuando la profesión requiere de este, como puede ser bombero, policía nacional o local, etc.

A continuación, vamos a comentar diferentes aspectos a tener en cuenta para realizar una buena preparación física.

Planificación/periodización

Lo primero de todo es trazar un plan, una estrategia para llevar a cabo en nuestra “carrera” hacia nuestro objetivo, las pruebas físicas.

Fijaremos en nuestro calendario el día en el que se realicen estas (si es que lo conocemos, hablaremos de ello después) y planificaremos en relación a esta para llegar en la condición física más óptima tal día, con el objetivo de superarlas y obtener la mayor puntuación posible.

Evidentemente, hay diferentes formas de planificar nuestros entrenamientos. Debemos ir de lo más general a lo más específico, de lo más amplio al mínimo detalle, desde la periodización global a la sesión de entrenamiento.

Por supuesto que, para llevar a cabo esto es necesario la ayuda de un profesional. Nos ayudará a mejorar significativamente nuestro rendimiento, enfocándonos en los aspectos necesarios para conseguir nuestro objetivo, las pruebas físicas.

Además, para ello, debemos ser conscientes de los factores y el contexto de la persona en cuestión:

  • El tipo de oposición y el lugar. Dependiendo para que puesto sea (policía nacional o local, bombero urbano o forestal, guardia civil, etc.) las pruebas variarán, siendo específicas al puesto concreto al que se oposita.

Y según el lugar podemos encontrar diferentes pruebas físicas siendo el mismo puesto para el que se oposita.

  • Características de la persona que oposita:
    • Condición física desde la que parte: tenemos que ser conscientes que no es lo mismo una persona con un nivel bajo que una persona experimentada en el entrenamiento.
    • Edad: será un factor importante a tener en cuenta, ya que, a mayor edad, mayor riesgo de lesión y más tiempo será necesario para recuperarse entre sesión y sesión de entrenamiento.
    • Lesiones: planificar ejercicios y cargas de entrenamiento en el caso de que la persona hubiese tenido una lesión concreta.
    • Disponibilidad horaria: marcará, en cierta medida, los días que la persona va a poder entrenar semanalmente, por lo tanto, también condicionará la progresión de esta en su mejora y adaptación de las cargas de entrenamiento.
    • Baremos: no son los mismos para las diferentes posiciones, ni tienen por qué serlo dependiendo de la localización de las pruebas. Además de que varían en relación al genero de la persona que oposita.
  • Fecha del objetivo (pruebas físicas): al ser una planificación hecha concretamente para un día en concreto, es decir, por un objetivo fechado, (aunque luego el pico de forma se pueda mantener en el tiempo), es importantísimo conocer la fecha de este. El problema aparece cuando, en muchos casos, la fecha de las pruebas físicas no se conoce con antelación de sobra para planificar sobre seguro. De hecho, comúnmente la fecha se conoce con poco margen. Por lo tanto, podemos encontrarnos ante dos situaciones:
    • El objetivo está fechado: entrenaremos siguiendo la planificación global, estructurada de cara a la fecha exacta que conocemos. Como ya comentamos, de lo más general a lo más específico.
    • El objetivo no está fechado: entrenaremos siguiendo la planificación, centrándonos en asentar las bases de nuestra condición física para que, cuando conociésemos la fecha de las pruebas físicas, pudiésemos trabajar de forma específica, según el tiempo que restaría hasta este día.

Las pruebas físicas

Los diferentes test y exámenes físicos que cada posición exige son diferentes en cuanto a especificad y carácter. Además, como ya comentábamos anteriormente, pueden variar según la localización.

Normalmente, los requerimientos físicos para realizar las pruebas físicas son un mezcla de aptitudes, donde se nos pondrá a prueba en diferentes capacidades de nuestra condición física, como es la fuerza, resistencia, velocidad e, incluso, nuestra agilidad.

Enfrentaremos pruebas puramente de una de estas capacidades:

  • De resistencia: 1 o 2 kilómetros de carrera.
  • De velocidad, como los 60 metros de carrera o los 50 metros de natación.
  • De fuerza: dominadas, flexiones, press banca, salto vertical y horizontal.

No estrictamente se nos demandará una capacidad por prueba, si no que nos podemos encontrar una prueba en la que se nos exija velocidad y agilidad, como en la prueba de circuito de agilidad que nos podemos encontrar para bomberos, policía nacional y guardia civil.

También en la prueba de trepar la cuerda de bomberos, en la que se aúnan tanto fuerza como agilidad.

Conclusiones

  • La preparación física estructurada y pautada es fundamental en la consecución de nuestro objetivo.
  • El aspecto psicológico también es un aspecto fundamental a la hora de afrontar unas pruebas físicas, no solo en el resto de apartados.
  • Las exigencias físicas de unas oposiciones abarcarán todo el abanico de capacidades físicas, por lo tanto, debemos de entrenar ese abanico para superarlas.
  • Podemos encontrar una gran cantidad de pruebas, que varían según la localización de donde se realicen estas y, por supuesto, de la especialidad que sea.

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