La lesión de ligamento cruzado anterior (LCA) es una de las más importantes y complicadas que los deportistas pueden padecer, debido a un tiempo de baja largo (7-9 meses) y a su compleja recuperación.

El LCA es un ligamento intraarticular que se inserta en el área preespinal de la tibia y se dirige hacia la superficie interna del cóndilo femoral externo, teniendo así una doble oblicuidad. Lo forman numerosas fibras que se tensan en función del arco de movimiento de la rodilla.

Hablando de su función a nivel global es la de estabilización de la rodilla ante diferentes movimientos corporales, así como el buen funcionamiento de dicha articulación. Más expresamente, se encarga de evitar los movimientos de traslación anterior de tibia sobre el fémur, además del control de la rotación de las dos estructuras mencionadas anteriormente.

EPIDEMIOLOGÍA

En términos de epidemiología deportiva, las lesiones del LCA son bastante frecuentes, especialmente en deportes de contacto, como el fútbol, baloncesto, fútbol americano y deportes de nieve. Estudios epidemiológicos han demostrado una mayor incidencia de estas lesiones en atletas femeninas en comparación con atletas masculinos, aunque la razón exacta de esta disparidad no está completamente clara y puede estar relacionada con factores biomecánicos, hormonales y de entrenamiento.

Las lesiones del LCA pueden tener un impacto significativo en la carrera deportiva de un atleta, requiriendo a menudo cirugía reconstructiva seguida de rehabilitación intensiva para recuperar la fuerza y la funcionalidad de la rodilla afectada. La prevención y el entrenamiento adecuado son áreas clave en la reducción del riesgo de lesiones del LCA en el ámbito deportivo.

ESTRUCTURA RECUPERACIÓN LCA

Dentro de la recuperación de esta lesión es de vital importancia marcar unas pautas de contenidos a tratar en función al momento de la lesión que nos encontremos, así como individualizada a la progresión que el deportista requiere. Para ello debemos diferenciar fases a la hora de la recuperación.

Destacando el análisis de fases y contenidos tratados por algunos autores (Ramos Álvarez et al., 2008; Gregory D Myer et al., 2006; Nicky van Melick et al., 2018; Sarah M Jenkins et al., 2022), pasamos a desarrollar un esquema de las diferentes fases con sus principales contenidos:

1. Fase inicial (postoperatoria inmediata):

  • Control del dolor y la inflamación.
  • Movilización temprana de la rodilla con ejercicios pasivos.
  • Rehabilitación enfocada en restaurar la extensión completa de la rodilla y el control muscular.

2. Fase intermedia (semanas 2 a 6 aproximadamente):

  • Ejercicios de fortalecimiento progresivo para los músculos que rodean la rodilla.
  • Trabajo en la mejora de la estabilidad y el equilibrio.
  • Inicio de ejercicios de rango de movimiento más amplio y actividades funcionales controladas.

3. Fase avanzada (meses 2 a 6):

  • Continuación del fortalecimiento muscular, especialmente del cuádriceps y los músculos isquiotibiales.
  • Ejercicios específicos para la coordinación, la propiocepción y la estabilidad dinámica.
  • Gradual reintroducción a actividades deportivas específicas, bajo supervisión y control.

4. Fase de retorno a la actividad deportiva (después del sexto mes):

  • Evaluación exhaustiva del rendimiento y la funcionalidad de la rodilla.
  • Entrenamiento deportivo específico.
  • Pruebas de resistencia, agilidad, cambios de dirección y otras habilidades necesarias para la práctica deportiva.
  • Reintroducción gradual al deporte bajo la supervisión del equipo médico.

Fase final: RETURN TO PLAY

Una vez mostrado una propuesta de las fases en las que se puede dividir la recuperación del LCA, nos pasaremos a enfocar en la última de ellas; el return to play.

La mayoría de los estudios (Cascio et al., 2004; Gotlin & Huie, 2000; Kvist, 2004) sobre rehabilitación de LCA consiguen un retorno completo a las actividades deportivas en un plazo superior a los 6 meses. Además, cabe destacar que en actividades que predominan el impacto el tiempo medio estimado puede aumentar (Frontera, 2003).

A continuación, pasamos a desarrollar más explícitamente los contenidos de esta fase.

Evaluación exhaustiva del rendimiento.

Es importante dentro del seguimiento de la recuperación, no solo en esta fase, sino durante todo el proceso, el hecho de llevar un control de cómo va respondiendo nuestra aplicación de contenidos. Para ello es fundamental la evaluación con test. Normalmente tomamos como referencia los valores obtenidos entre la pierna lesionada y la contraria. Por ejemplo, unos niveles de fuerza isocinética que permite el retorno a las actividades deportivas es alcanzar el 85-90% de fuerza de isquiotibiales y el 85-95% del cuadriceps, en la extremidad rehabilitada con respecto al lado sano (Cascio et al., 2004). También es considerado positivo valorar test de funcionalidad y equilibrio.

Ejercicios de resistencia, agilidad, cambios de dirección y otras habilidades necesarias para la práctica deportiva.

Dentro de esta última fase, la introducción de ejercicios que impliquen movimientos similares al los que llevará a realizar posteriormente en su deporte. No debemos olvidar los contenidos que anteriormente hemos estado trabajando los meses anteriores e introducir algo de ellos en las sesiones de trabajo.

A tener en cuenta dentro de los contenidos:

  • Acciones implicando patrones motores específicos.
  • Acciones pliométricas: es importante llevar un registro del número de saltos realizados en la sesión para ver cómo se adapta a este estímulo.
  • Cambios de dirección y pivotajes: aplicamos esta serie de ejercicios que tanta implicación tiene un buen control motor y propioceptivo de la articulación, así como su transferencia al gesto deportivo.
  • Acciones que impliquen explosividad con incertidumbre.
  • Aumento acciones de resistencia: durante el periodo de recuperación la capacidad aeróbica y anaeróbica se pierden si los comparamos con antes de la lesión, es interesante ir aproximándose a acciones reales.
  • Entrenamiento deportivo específico.

En esta fase tocamos campo y área de la práctica deportiva. Se inicia un trabajo específico de puesta a punto para llegar a incorporarse al grupo. Algunos de los contenidos los enumeramos a continuación:

  • Acciones específicas de cada deporte: aquí vamos introduciendo en campo trabajo con balón, pases, lanzamientos, tiros. En general acciones de juego.
  • Repetición de esfuerzos: medición de número de acciones explosivas realizadas y que intensidad puede llegar. Progresión en cuanto al tiempo de trabajo.
  • Ejercicios con oposición y juegos en campo.
  • Ejercicios con toma de decisiones, tareas de aumento de carácter cognitivo y coordinativo.
  • Reintroducción gradual al grupo.

Dentro de la reincorporación que vamos a realizar deberemos seguir los siguientes pasos:

  • Introducirlo en primera parte de la sesión, con tareas de carga leve y que ya haya realizado previamente (trabajo preventivo, de fuerza, tareas sin oposición o con oposición sin mucha transferencia al juego).
  •  Continuar con trabajo específico aparte.
  • Ir introduciendo gradualmente en tareas del grupo con mayor carga, midiendo la adaptación y sensaciones del deportista, aplicando cada vez esfuerzos más próximos a la realidad del deporte.

Si has sufrido una lesión de LCA y estás buscando un centro en Málaga para rehabilitarte, Élite es tu sitio. Pide tu valoración gratuita sin compromiso con nuestros especialistas. Para ello, no dudes en ponerte en contacto con nosotros en este formulario o en nuestro WhatsApp 656 50 13 17.