¿Tienes dolor de cuello recurrentemente y nada consigue aliviarte? Hoy vamos a hablar del dolor cervical y de por qué es importante comprender qué está ocurriendo en esos tejidos y qué podemos hacer para manejarlo.

El dolor cervical, a nivel mundial, es la cuarta patología más incapacitante, y la tercera causa de dolor musculo-esquelético tras dolor lumbar y dolor de hombro.

En el dolor cervical de larga evolución o recurrente, se suele acudir a múltiples profesionales con el fin de acabar con el mismo. La mayoría de los tratamientos que se hacen para disminuirlo suelen ser modalidades pasivas como masajes, estiramientos, fisioterapia invasiva como punción seca o neuromodulación y un sinfín de técnicas pasivas. El principal problema de estas técnicas es que produce un alivio del dolor a corto plazo, de tal manera que cuando pasan unas semanas o días, aparece ese dolor insoportable que no sabemos manejar.

La causa del dolor cervical no son las  famosas “contracturas”. Una contractura es un término popular que hace referencia a la contracción mantenida involuntaria de algunas fibras musculares o de uno o más músculos. Esto es solo una pequeña parte del dolor cervical, y no es una causa directa de sentir dolor, por lo tanto, si el tratamiento se basa únicamente en aliviar esta “contractura”, la mejoría va a ser muy leve.

ENTONCES, ¿POR QUÉ TENEMOS DOLOR CERVICAL?

La respuesta a esta pregunta es compleja, y en cada paciente prevalecerá una causa u otra. Lo que sí sabemos es que en el dolor cervical influyen muchos factores. Tenemos varios predictores de dolor cervical como: la cantidad y la calidad del sueño, baja actividad física, trabajar en posición mantenida, la tensión muscular percibida en el cuello, así como estados de ánimo bajo. Para conseguir una mejoría a largo plazo y, por consiguiente, una mejor calidad de vida, tenemos que hacer un abordaje de los que sean más prevalentes en cada paciente.

Es importante entender que, en dolor cervical de larga evolución, hay un retraso en la activación de ciertos grupos musculares y una disminución en la capacidad de generación de fuerza en todos los rangos de movimiento. Esto significa que movemos el cuello más lento cuando tenemos dolor cervical. Estudios electromiográficos han demostrado que existe una alteración de la actividad muscular y en la fatigabilidad de la musculatura. Además, el nivel de actividad de los músculos profundos cervicales se encuentra reducido y hay un incremento de la activación de la musculatura cervical superficial.

En la mayoría de los pacientes con dolor cervical, aparte de existir una posible patología cervical de base, muchas veces el problema está más relacionado con un desacondicionamiento físico y con la propiocepción. Lo explicamos con un ejemplo: en un esguince de tobillo, tenemos claro que una vez que pase el proceso inflamatorio (2-3 días) empezamos a moverlo y a hacer ejercicios de fuerza para que el tobillo vuelva a ponerse fuerte y recuperemos la función. En el cuello, se debe hacer lo mismo, usar las herramientas pasivas necesarias en cada paciente y, en conjunto, volver a recuperar esa función de forma activa para aumentar las capacidades físicas y que el tejido se adapte a cualquier situación del día a día. Por lo tanto, para disminuir el dolor cervical es necesario un programa de fortalecimiento de la musculatura de la zona. Cuanto más fuerte esté el cuello, habrá menos ratio de recurrencia. Así, a medida que se fortalece, el dolor va disminuyendo y, según disminuye el miedo al movimiento, mejora la fuerza.

De esta manera, sabemos que el tratamiento más efectivo actualmente para el dolor cervical es la Terapia Manual + el Ejercicio terapéutico + Educación (qué tiene el paciente, qué puede hacer para manejar su dolor, creencias erróneas acerca de su cuello, disminuir el miedo al movimiento, etc.).

Nuestro abordaje en pacientes con dolor cervical se basa en ver qué es lo que prima en ese paciente, qué es lo que necesita y hacer un abordaje individualizado y específico para manejar el dolor cervical y mejorar la calidad de vida.

Espero que este post te ayude a reflexionar sobre por qué quizás tu dolor cervical no termina de mejorar y qué podrías hacer para encontrarte mejor. Si tienes cualquier consulta, ponte en contacto con nosotros en este formulario o vía WhatsApp 656 501 317 y te ayudaremos a mejorar tu calidad de vida.