Muy buenas a tod@s elitistas, bienvenidos una vez más a nuestro post semanal en el cual tratamos de acercaros, de una manera amable y sencilla, aspectos del mundo deportivo para que os pueda servir para mejorar vuestra calidad de vida y enriquecer futuros entrenos.

Esta semana hablaremos sobre el uso del Fitball.

¿Qué es el fitball?

Estoy seguro de que la gran mayoría de vosotros sabe lo qué es, pero no la conoce con este nombre. Cuando hablamos de fitball hacemos referencia al “balón sueco” o a la conocida por la mayoría de los mortales como “la pelota gigante”. Esta pelota enorme de distintos colores, que le encanta tanto a niños como a mayores. Pues bien, este elemento se puede incorporar a nuestro entrenamiento para ofrecernos ejercicios variados al igual que para aumentar la calidad de los mismos, siendo el elemento estrella en muchas sesiones de pilates. Además, estoy seguro de que muchos habréis leído u os habrán contado que sentarse en un fitball durante un tiempo durante la jornada de trabajo/estudio es beneficioso para la postura corporal.

¿Qué beneficios puede aportar el uso del fitball?

  1. Mejoraremos nuestro equilibrio, nuestra estabilidad y nuestros propioceptores. Seguramente, ahora que ya sabéis lo qué es, habéis recordado lo inestable que es o aquella vez que casi te caes de bruces haciendo un ejercicio en Élite. Esto se debe a que la incorporación de este elemento en el entreno nos obliga a estar muy concentrados para conseguir mantener el equilibrio, involucrando a una gran cantidad de grupos musculares. Además, favorece la propiocepción
  2. ¿Qué es la propiocepción? Es uno de los sentidos somáticos más importantes, esta engloba la sensación de posición y el control neuromuscular de las articulaciones. Nos proporciona información sobre la posición de nuestro cuerpo respecto al mundo que nos rodea y, además, proporciona información sobre la presencia y el grado de movimiento en nuestras articulaciones cuando estas cambian de posición.  El aspecto más relevante es el control neuromuscular, es decir, la respuesta anticipatoria o inmediata de los músculos que rodean una articulación para mantener una congruencia articular de la misma. ¿Y qué quiere decir todo esto? A modo de resumen y a grandes rasgos, es que previene las lesiones al preparar las distintas articulaciones a distintas posiciones de inestabilidad.
  3. Es un elemento versátil que podremos incluir en nuestros ejercicios de fuerza, de flexibilidad o incluso en aquellos de relajación o vuelta a la calma.
  4. Excelente compañero para el trabajo de core en nuestras sesiones, pudiendo ofrecernos dificultad y elevarnos el nivel de la misma o, de modo contrario, ayudarnos en los distintos ejercicios para facilitarnos su ejecución.  En este punto tendríamos que tener en cuenta nuestro tamaño corporal y el del fitball, ya que las hay de distintos diámetros. Si soy una persona pequeña, un fitball muy grande va a dificultar la ejecución de muchos de los ejercicios, siendo lo idóneo en la mayoría de las ocasiones, uno de tamaño medio para la práctica deportiva.
  5. Como hemos señalado, es un elemento útil para todo tipo de niveles de condición física, dándole un toque divertido al entreno.
  6. Elemento que no tiene contraindicaciones en su uso, por lo general es recomendado su uso para pacientes que han sufrido una lesión o una operación de espalda, cadera, hombro o rodilla. Además, como elemento para trabajar dolencias en la espalda debido a la falta de actividad es más que recomendable, pudiendo mejorar la movilidad de estos individuos, así como mejorar la fuerza.

¿Es beneficioso sentarse en un fitball durante mi jornada laboral?

Esta cuestión que nos ocupa es la que muchos de vosotros habréis conocido o, incluso, la que ha hecho que compréis un fitball que habéis usado pocas veces y ahora coge polvo en cualquier rincón de nuestra vivienda.

La universidad de Transilvania en el año 2017 hizo un estudio sobre esta incógnita, señalando que el hecho de sentarnos en un fitball descarga el peso corporal sobre el mismo y esto repercute en que las energías depositadas sobre el mismo (nuestro peso), sean devueltas por el fitball, activando nuestros músculos con extrema facilidad. Es decir, eliminamos esa postura rígida y sedentaria cotidiana por una más activa, lo que facilita que nuestra musculatura estabilizadora de la espalda se ponga las pilas.

El uso del fitball como silla también evita que tras muchas horas sentados se nos tense la espalda a la vez que fortalecemos casi sin darnos cuenta los músculos de esta. Otro aspecto es que casi nos obliga a estar con los dos pies apoyados en el suelo, evitando posturas raras que adoptamos cuando estamos trabajando y nos fatigamos.

Para esta funcionalidad del fitball es muy importante elegir uno adecuado, este será el que nos permita tener los pies apoyados en el suelo una vez estemos sentados en él y nuestras rodillas y caderas formando un ángulo de 90º. Evitaremos encorvarnos en la misma tratando de mantener nuestra espalda erguida con los hombros relajados.

Un aspecto muy importante a tener en cuenta es que este cambio lo hagamos de manera progresiva. No debo cambiar mi silla de oficina por un fitball de un día para otro, debe ser un cambio progresivo, tengamos en cuenta que el no estar acostumbrados al uso de la misma provocará fatiga sobre nosotros y sobre nuestros grupos musculares, llegando a poder tener agujetas al día siguiente. Debemos realizar una adaptación progresiva a este nuevo elemento intercambiándolo con nuestra silla e incluso con ponernos de pie y dar un pequeño paseo.

Sin más dilaciones, me despido recordándote que en Élite usamos este tipo de material en muchos de nuestros entrenamientos, ya que somos conscientes de sus numerosos beneficios así que, si todavía no formas parte de esta gran familia, te animo a que te acerques, veas nuestras instalaciones y pruebes una sesión gratuita con nosotros. Para ello, no dudes en ponerte en contacto con nosotros en este formulario o en nuestro WhatsApp 656 50 13 17.

¡Un saludo, elitistas!